18 Aug
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                                                                                                20/11/2023

Fue tan encantador… Tres días, dos noches y 70 canciones y media (cortaron La piba del Blckbuster por una trifulca de unos giles) para la gira Amar/Sanar de Montevideo-Paraná que terminó siendo Paraná-Montevideo (el orden de los factores no altera el grado de felicidad alcanzado). Desde el domingo anterior ya había comenzado a ver los portales de info climática para organizar mochilas y un vestuario a la altura de la convocatoria, y la noticia de la reprogramación del 11 puso en riesgo la caravana. Martes por la noche, mensaje del Nico de Morella Viajes: “se reprogramó lo del viernes, estoy hablando con todos para ver si pueden ir igual a las dos fechas, sábado y domingo”. Ese martes por la noche soñé que cantaba “si empiezo a desconfiar de mi suerte, estoy perdido…”, frase que llevo tatuada y que repito como cábala en ciertos momentos. El miércoles le envío mensaje a Silvina de Piano Piano, la productora de Montevideo, “creo que viajamos igual, así que confirmo la acreditación, llegamos casi sobre la hora, pero vamos”. No hace falta recordar que todo recital comienza cuando salimos de casa y termina cuando volvemos, el viaje ES el recital  

Paraná, la ciudad natal del Mister Después de varios años volví a disfrutar de una ceremonia pagana con la banda de Fighiera, con parte de la tribu amiga que me llevaron por primera vez, hace 27 años, a una misa en Santa Fé: Capo y la Vane, Pepe y uno de los Meyi, en representación de los dos meyis. En las redes sociales se repetía una recomendación: traigan repelente. Río, lluvia, “lúmedat” y mosquitos tamaño murciélago, es algo común para quienes nos criamos cerca del Paraná y que supimos andar pescando mojarritas y algún que otro perro que se cruzaba con inexpertos en el arte de revolear el anzuelo.  Luego de alta tormenta del viernes por la noche, el sábado amaneció, como decía mi viejo, siendo “un día peronista”: sol y temperatura que invitaba a descorchar. Chichiando en las redes los posteos de mucha gente conocida ya en ruta, comienzo el ritual de prepararme (mientras disfrutaba de unos mates con mi hermana en el día de su cumple) las mochilas, cámaras, baterías cargadas, DNI, anteojos, equipo de mate, el celu como gps y nos fuimos. Un viaje tranqui en el auto de Pepe que no te deja enganchar el blutú, pero tiene aire, para pasar por el túnel y salir a una ciudad ocupada por el rock, el humo de los choris y la voz del Indio cantando un montón de canciones en cada esquina, en cada auto, trafic, camioneta, puesto de comida, de remeras y de bebida, o alguna casa, y el mantra… “vamo lo redó, vamo lo redó” que emocionaba. Mal. Es que sí, seguimos presos de esa ilusión de volver a verlo arriba de un escenario, es un deseo más fuerte que cualquier evidencia de la real realidad. Llegamos a un “barrio bonito, barrio cuidado, la moderna soledad. Barrio sereno y custodiado, la compasión allí no está…” y luego de anclar y estirar las patas, cerca de las 6 me fui a buscar la acreditación y a caminar para hacer unas fotos, hasta el acceso donde estaba Luis, encargado de prensa en esta ocasión porque Luz anda con los Todo Aparenta por la Europa. Ingresé al predio para hacer reconocimiento del terreno y seguir con las fotos, y me encontré con un zarpado lugar, música, calor, mosquitos tamaño drácula, un Andy en el sonido con la remera de Escorpia, un tema de La Mono, más conocides de Fighiera (Dani, Yani, el Eze, el Diego de la fotocopiadora), las pibas de San Nicolás, y mucha familia, mucha herencia cultural transmitida a las nuevas generaciones que siguen alimentado a la tribu ricotera, la mística redonda, ese movimiento cultural que se multiplica de manera increíblemente hermosa. La verdad es que no se calcular cuaaantas personas, pero había una banda, se ocupó todo, hasta atrás de la torre de sonido, y a las 21.30 se escuchó “damas y caballeros…” y de ahí en más fue un disfrute total: Amar sanar, Mi perro dinamita, Rock de las abejas, Te voy a atornillar, Te estas quedando sin balas de plata, Black Russian, La pajarita pechiblanca, Reina Momo, Ladrón de mi cerebro, Criminal Mambo, Pequeña novia del carioca, Pinturas de guerra. Pausa de 5 minutos para que nuevamente, la voz del Indio anuncie la presencia de una banda invitada: Los Marsupiales Extintos acompañando al Mister: El tío Jack y De las ventajas de caminar dormida. Vuelven LFDAA y salen a partir cabezas: Nike es la cultura, Adieu bye bye, Por qué será que dios no me quiere, Había una vez, Charro chino, La marcha que les debía, El infierno está encantador, Ya nadie va a escuchar tú remera, Un ángel par tu soledad, To beef or not too beef, El tesoro de los inocentes, Encuentro con un ángel amateur, Todo un palo. Pausa y última entrada: Juguetes perdidos, Susanita, Briggite Bardot, Mariposa Pontiac, Flight 956, Jijiji, Vamos las bandas. Tres horas de mucho rock, tremenda lista y lo nuevo de los Marsupiales, y un bandón que te deja pidiendo más canciones y más ceremonias. Volvimos a la esquina donde dejamos el auto, cansados, felices, en medio de una marea de gente que no terminaba de salir nunca del predio municipal. Cuando se desconcentró un poco, rumbeamos hasta el centro de la ciudad a buscar a Nico y seguir viaje, con una nueva tribu, hacia Montevideo.

Montevideo, la tía, Paraguay y los sanguches de mortadela. Luego de una noche con repertorios de ronquidos en diferentes tonos y volumen, nos subimos a la trafic con destino a Montevideo, con una tribu de mil historias y anécdotas como para escribir varios libros, y algunas amenazas para que no publique ciertos comentarios. En Gualeyguachú se sumaron unos personajes más y después de una terrible milanga con puré y comprar provisiones para la peregrinación pagana, encaramos hacia la Aduana, ya con equipo completo. Pasamos la aduana bastante rápido, sin requisas y sin renegar con los cobanis, hablando de la vida misma y respondiendo un cuestionario para rendir examen en la administración pública nacional, material de estudio de una cumpa. La tía le metió charla a full, lo que permitió inventar mil historias, intentos de venta clandestina de medicamentos, un viaje a Paraguay con Play Rock, y la autoinvitación que nos hicimos al casamiento en Las Catonas para fin de año, mientras tratamos de convencer al nene de no votar al gatito mimoso. Hubo sanguches de mortadela que zafaron del control, diversidad de aperitivos, mates y la voz del Indio provocando un clima increíble. A las 20hs entramos a Montevideo, y la ansiedark estaba a punto caramelo. Estacionamos y a la boletería del Velódromo donde me encontré con la Silvi por la acreditación, y otra vez, como el año pasado, único fotógrafo argentino cubriendo a LFDAA en Uruguay. En el ingreso me encontré a Coca, una fotógrafa grosa de rock y heavy en Montevideo, y nos pusimos a hablar de la tormenta del viernes, de la noche hermosa que hacía y del escenario que estaba bajo y que íbamos a hacer fotos sin problemas. Cerca de las 21.20, se apagan las luces y se escucha… “Damas y Caballeros…” y salieron con los tapones de punta: Nike es la cultura, Adieu Bye Bye, Por qué será que Dios no me quiere, Un ángel para tu soledad, Pabellón Séptimo, La Piba del Blockbuster (por la mitad), Ladrón de mi cerebro, Nueva Roma, La pequeña novia del carioca, El martillo de las brujas, Black Russian, Amar sanar, Mi perro dinamita. Nuevamente la voz del Mister presentando a Los Marsupiales Extintos: El tío Jack y Las ventajas de caminar dormida. Pausa de 5 minutos y sigue: Ciudad Baigón, El tesoro de los inocentes, Encuentro con un ángel amateur, Había una vez, El charro chino, Vamos las bandas, El infierno está encantador, Criminal Mambo, La marcha que les debía, Mi genio amor, Te voy a atornillar, La pajarita pechiblanca, Ya nadie va a escuchar tú remera, Mariposa Pontiac. Pausa antes del bloque final: Juguetes perdidos, Susanita, Brigitte Bardot, Flight 956, Jijiji, Todo un palo. Ufff… Qué buen lugar el Velódromo, con ingreso y salida fácil, cómoda, que para los +45 no es detalle menor. Ya alrededor de la trafic, el nene no aparecía así que salimos a buscarlo, a recorrer todo el parque y nada. Dos horas después tuvimos que arrancar, pasamos por una comisaria para dejar asentada la denuncia y emprendimos el retorno. Desperté en la Aduana, con el Nico avisando que el chango estaba en una comisaría, que le afanaron y se perdió (el martes por la mañana ya estaba en su casa), y seguimos viaje hasta Gualeguaychú, parada necesaria antes del tirón final. Las últimas horas de viaje pasaron en silencio, bah, silencio cortado por algunos ronquidos, pero ya no importaba nada. Éramos un puñado de cuerpos agotados y felices, y que llevábamos en nuestros oídos la más maravillosa música… “olé olé olé olé… Indio, Indio…” 72 hs después llegué a la República de Pavón, la ceremonia había concluido. Gran laburo de todes quienes andan detrás del escenario para permitirnos disfrutar de dos noches con una puesta en escena y sonido impecables. Necesario reconocimiento porque permitieron que la banda despliegue 6 horas de rock y de amor. Porque nada se construye desde el odio, o con una motosierra. Nos vemos la próxima, siemPRe extrañándote…

Por el Juancho Mazzeo

ig: @largavida.alrock.radio

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