Crónica de la primera presentación de Skay Beilinson y los Fakires en los llanos riojanos…
Por elJuanchoMazzeo@largavida.alrock.radio
Doce del mediodía de un sábado gris atravesamos los llanos riojanos, la tierra por donde cabalgaron el Chacho y Varela en busca de un país federal y donde las tropas de Mitre aniquilaron a toda persona que se opusiera al centralismo de los terratenientes bonaerenses, convocados por un flaco que nos sigue haciendo volar, soñar, amar, reír y llorar con sus acordes… “es el corazón, de Patricio Rey…”. Y nuestro pecho explota de felicidad. Primera vez que Skay Beilinson tocaba en La Rioja, junto con Los Fakires: Claudio Quartero en el bajo, Joaquín Rosson en guitarra y Leandro Sanchez en la batería, y hacia allá fuimos con Hebe, Cielito y Leo, la familia de los mejores sahumerios de la comarca sanmarqueña. Los 300 kms que separan Cruz del Eje de La Rioja fueron de charlas, música, mates, chipas, historias de recitales (banquetes, misas paganas) y de disfrutar un paisaje hermoso con esas siluetas rocosas del oeste que se escondían entre las nubes y jugaban con el sol. Llegamos a la capital recorriendo la circunvalación y pasar por el complejo MyM, para conocer el lugar y decidir qué hacíamos. Dimos una vuelta, Hebe y el Leo recordaban el banquete de años atrás, y el aroma a empanadas fritas decidió el almuerzo. Nos fuimos para el Parque de la Ciudad, un espacio verde impresionante que tiene la comunidad riojana y nos sentamos a comer rodeados de patos, gansos, algunas palomas y un paisaje imponente de fondo. Luego de pasar por el centro y hacer una siesta (soy un hombre mayor que necesita descansar, ja!), volvimos al lugar del recital donde los trapos y las tribus ya comenzaban a anticipar lo que se venía.
Para quienes vamos de afuera de la city, el lugar es de fácil acceso, un salón grande con escenario alto pero que permite una muy buena visión desde cualquier lugar, buena ventilación para que se disfrute en familia sin ahogarse en humos de diferentes sabores. Y vuelvo a marcar eso, la presencia de familias, de pibes y pibas adolescentes, con la posibilidad de ver a una de las leyendas de nuestro rock, y de comenzar a caminar un viaje único, el de andar rutas para ver a tú banda, para disfrutar del rocanrol. En la previa, descubrimos a Espora, banda local que sonó muy pero muy bien. Gabi Chanampa, Cristian Díaz, Lucas Díaz, Marcelo Pioli y Fran Flores, con una terrible base de bajo y bata que permiten que las guitarras y los sinte deliren, vuelen, sacudan y vuelvan para recorrer todas las emociones. Hay que bancar a las bandas locales, no alcanza con el “me gusta”, hay que bancarlas en forma presencial, ir, pagar una entrada, hacer el aguante y estar ahí, no sean caretas. Para quienes no somos de la city riojana, busquen en la matrix y disfruten de una muy buena banda.
A las 23 hs las luces se apagaron y el Flaco apareció en escena para que nuestros corazones se aceleren de manera inexplicable. Es que hay sentires que no puedo poner en palabras, tal vez en metáforas, pero que es algo que se vive con una intensidad, con tanto amor, ufff… Casi dos horas de un gran recital: Arcano XIV, Aves migratorias, Tren a Kathmandú, El ojo testigo, Aplausos en el cosmos, Suelo chamán, Ya lo sabés, Plumas de cóndor al viento, Todo un palo. Descanso para el Flaco y a seguir: Cicatrices, Inventario, Jijiji, Presagio, Chico Bomba, Oda a la sin nombre, Yo soy la máquina, ¡Corre, corre, corre!, Lejos de casa. Un respiro, agua, ver el rostro de felicidad y volver para el cierre: La pared rojo lacre, Flores secas, El sueño del jinete. Muy buen sonido y acústica del lugar, y una organización de la producción local (Mk2, Luis Silva) junto a MTM (Mati Moro) pensando en la comodidad del público, en las 1200 almas que colmaron el norte de la ciudad y en la presencia de familias con sus niñes, que pudieron vivir una experiencia hermosa de ver en vivo al Flaco.
A las 23 hs las luces se apagaron y el Flaco apareció en escena para que nuestros corazones se aceleren de manera inexplicable. Es que hay sentires que no puedo poner en palabras, tal vez en metáforas, pero que es algo que se vive con una intensidad, con tanto amor, ufff… Casi dos horas de un gran recital: Arcano XIV, Aves migratorias, Tren a Kathmandú, El ojo testigo, Aplausos en el cosmos, Suelo chamán, Ya lo sabés, Plumas de cóndor al viento, Todo un palo. Descanso para el Flaco y a seguir: Cicatrices, Inventario, Jijiji, Presagio, Chico Bomba, Oda a la sin nombre, Yo soy la máquina, ¡Corre, corre, corre!, Lejos de casa. Un respiro, agua, ver el rostro de felicidad y volver para el cierre: La pared rojo lacre, Flores secas, El sueño del jinete. Muy buen sonido y acústica del lugar, y una organización de la producción local (Mk2, Luis Silva) junto a MTM (Mati Moro) pensando en la comodidad del público, en las 1200 almas que colmaron el norte de la ciudad y en la presencia de familias con sus niñes, que pudieron vivir una experiencia hermosa de ver en vivo al Flaco.
Pd: gracias a Mk2 y Luis Silva, productores riojanos que apuestan al rock, por permitirme hacer la cobertura del recital. Nos vemos en breve. Gracias al Mati Moro de MTM producciones, por apostar al federalismo en la circulación de cultura popular.