18 Jun
18Jun

                                                                    Por el Juancho Mazzeo 

                                                                   @largavida.alrock.radio

Casi una semana después puedo sentarme a escribir la crónica de una nueva ceremonia pagana de LFDAA, concierto celebrado el pasado 8 de junio en el Estadio D10S de La Plata. La demora no fue solamente por falta de tiempo, o tal vez un poco sí, pero no el motivo principal. Me tardé porque no terminaba de encontrar palabras para expresar los sentires que me atravesaron ese día/noche y que continúan brotando cuando aparecen videos o fotos de colegas en las redes sociales. Y a eso hay que sumarle una semana intensa y violenta en temas políticos, donde las frases de canciones de PR o de Indio siguen resumiendo, desde la metáfora, los tiempos violentos de la política nacional, de la cacería en los alrededores del Congreso y de la postura miserable de algunes representantes que aprobaron una ley de entrega del país. Y sí, todo arte ES político.

Viernes 7 a la siesta a preparar mochila: cámaras, baterías, campera, equipo de mate, selección de vestimenta para la ocasión y a patear hasta la ruta 38. Siete de la tarde/noche pegué viaje compartido hasta la docta, porque el bondi se fue al carajo en el precio, y allá fui, hasta el Rosedal del parque Sarmiento a encontrarme con la tribu para viajar con el Javi. Pasada la medianoche, me encontré con caras conocidas de otros viajes y entre abrazos, risas, brindis y charlas, partimos para la ciudad de La Plata en una noche de veranito de San Juan y humedark. Luego de un par de paradas matutinas, llegamos a la rotonda de 13 y 25 para estacionar el micro. A esa hora ya se podía imaginar que, realmente, el infierno iba a estar encantador: todo descampado estaba tomado con fueguitos prendidos y parrilladas activadas, y trapos y música y abrazos. Ya nada ni nadie nos podía parar.

Nos fuimos hasta una casa de gente conocida en 25 y 524, un patio familiar donde la avanzada cordobesa que viajó con la banda tucumana ya estaba en modo masterchef calentando la parrilla para limpiarla y comenzar a cargarla con diversos cortes. Mientras se hacía la carne, me fui a hacer fotos y saludar gente amiga que crucé en el camino: la banda de Las Catonas intentando colgar el trapo, Yami, Hernán, la Pau; la tribu nicoleña con la Gachi cantando la marchita peronista; el Bondi de La Daga; y otres personajes que uno va conociendo en este hermoso camino que es el rock. A la vuelta ya estaba el asado listo, comimos algo y a las 5 me fui a buscarlo al Luis por la acreditación, que al igual que Luz, nos trató muy bien a quienes solicitamos acreditaciones de “prensa” para cubrir el concierto. Mientras esperaba para ingresar al estadio, nos conocimos con Jorge (alto fotógrafo) que también llevaba remera de Cabra da Peste, y nos pusimos a hablar y se fue sumando gente a la ronda, el Nico, una piba de Santa Fe, y otros pibes que andaban con el celu y micrófonos para hacer notas.

Ingresar al estadio fue… ufffff… hermoso. Ver como se iba llenando todo, sonreír al ver unos murales en el fondo “esos dibujos los hizo el Javi?” y sisi, después me enteré que el Javi y la Beba (que hacen los murales de ingreso a los banquetes) estuvieron pasando a mural los dibujos del gran Serafín. Mientras daba una vuelta foteando, pasé por la carpa del sonido a saludar al maestro del Andy, sonidista de La Mono y Escorpia. Trapos de todos los rincones, risas, cantitos, abrazos, reencontrarnos con amigues de la secta de les fotógrafes: Laura que jugaba de local, el Leo que se vino de la narcoprovincia, y otras caras conocidas que el día después digo “ahhhhh, mirá quién era!!!” y me colgué en saludar.

A las 21 el estadio estaba explotado y había versiones en todos los colores de “la patria no se vende”, “el que no salta votó a m---y”, “lo redo lo redo vamo lo redó”, y a las 21.40 se apagaron las luces… “Damas y Caballeros…” y entrás en otra dimensión, es como el “abracadabra”, entrás en una que no podés explicar. Ojo, no quiero decir que es una situación igual a la que viví con PR o Indio, sino que LFDAA hoy me ofrecen algo tan genuino, con tanto amor, que me produce algo muy difícil de poder verbalizar, y que me encanta lo que siento. Y en la lista de temas hay una postura política frente a lo cotidiano: Alien Duce, Había una vez, La bestia pop, Fusilados x la cruz roja, Nuestro amo juega al esclavo,  A bailar que no hay infierno, El charro chino, Perdiendo el tiempo, Blues de la libertad, La hija del fletero, Amar sanar, Vuelo a Sídney, Todos a los botes, Sopa de lágrimas, Blues de la artillería, Un ángel para tu soledad, Todo preso es político, Ya nadie va a escuchar tu remera,  Scaramanzia, Encuentro con un ángel amateur, A la luz de la luna, Por qué será que no me quiere Dios, Etiqueta negra, Unos pocos peligros sensatos,  To beef or not to beef, Música para pastillas, Masacre en el Puticlub, Un tal Brigitte Bardot, Juguetes perdidos,  Queso ruso, Mariposa Pontiac, Flight 956, Jijiji.

Casi 3 horas de una gran ceremonia, con un estadio cantando cada tema y con momentos donde el volumen de las ¿50? ¿60? mil personas del público, tapaba al sonidodel escenario. Luego de hacer fotos frente al escenario (estaba muy alto y no hice una foto rescatable, sepanló) nos fuimos con Jorge para la cabecera y platea, y lo que se veía desde allá arriba era increíble, hermosamente increíble. Ese mar de gente saltando, cantando, celebrando. Mis mejores momentos: el Fer Nalé cantando La Gran Bestia Pop y Blues de la artillería, qué buenas versiones, ese tono justo para esos temas, y la voz de Indio joven en Queso Ruso, esa voz de Huracán del 94, si no me equivoco. Volvimos arrastrando las patas hasta el bondi, manducando una tortilla asada y una hamburguesa, para casi desmayarme y despertar en Villa María. Mates, charla, risas, cuerpos doloridos y bajar corriendo en el boulevard San Juan para llegar al diferencial de las 13.30. Subir, acomodar el cuerpo y de golpe estar pasando por Capilla del Monte.


Luego de una ducha, a revisar las fotos, que no fueron taaaan malas como pensaba y compartir algunas por guasap para amigues. Mientras escribo a la noche, escucho la entrevista al Pablito Sbaraglia en la Futu y ese regalo que nos hace de anunciar que habrá otra misa antes de fin de año. Y, como si lo estuviese escuchando en vivo o en la cocina de casa, le agradecí por lo que nos ofrecen, una ceremonia del “potlatch”, ese arte que nos donan, que nos ofrecen, y que en tiempos violentos nos hace tanto bien. El arte no salva, el arte te rescata. Te salva un “Otro”, esa red humana que contiene, resiste y sueña. Y hoy, LFDAA, son mi red. Nos vemos la próxima, solo me falta saber la fecha y el lugar… 

Pd: gracias Luz y Luis, y la banda que maneja la prensa, por la acreditación y la oportunidad para que medios comunitarios y autogestivos puedan cubrir y multiplicar la palabra. 



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