Al padre que encuentra tiempo para jugar con sus hijos. Y también al padre agobiado por su trabajo que escucha por la noche (casi dormido) los relatos de peleas y victorias.
Al padre-amigo que acampa con su hijo y cinco compañeros más una noche de invierno, ocultando miedos y frío. Y al padre-maestro que, desde su escritorio, abre a su hijo el mundo infinito de los libros.
Al padre jovial, complaciente, que conoce de música, de motores o de moda femenina. Y al padre severo, convencido de que su firmeza es lo mejor para su hijo.
A todos los padres que permanecen despiertos en las noches de fiebre de sus hijos, en silencio, sólo por si lo necesitan. A tantos padres humildes que se olvidan de sí mismos porque sueñan con dar la mejor educación a sus hijos.
A los padres que se debaten entre los reproches "papá no trabajes tanto" y los pedidos "papá necesito esto...papá quiero aquello..."
A los padres de hijas mujeres a los que les cuesta expresarse con palabras o con besos, pero que guardan todos sus dibujos.
A los padres que quieren ser el ídolo de sus hijos varones y luego se dejan ganar el partido para hacerlos más felices. Traigamos de la mano al centro de nuestro escenario a cada uno de esos padres que, detrás de tanta fortaleza, anhelan el cariño de sus hijos. Que ocupen el mejor de los lugares. Para celebrarlos, para agradecerles... El mayor aplauso, de pie, para quien es hoy y todos los días, también el gran protagonista.
Y a todos aquellos papás que están en el cielo nuestro abrazo y nuestro recuerdo cariñoso por todo lo que nos dieron!!!!