Hace 4 años atrás, un 20 de noviembre de 2019, se sancionó la Ley de Cupo n° 27.539 impulsada por la mesa de trabajo por más Mujeres Músicas del Instituto Nacional de la Música (INAMU). Esta iniciativa abrió debates que continúan vigentes hasta hoy sobre nuestro trabajo cotidiano como artistas músicas, gestoras y productoras, comunicadoras y técnicas. ¿Por qué un 30%? ¿Intervención del Estado? ¿Sirve? ¿Como se aplica? ¿Alcanza una ley? Las mujeres músicas existimos desde los inicios de la historia, desde el canto maternal de las primeras horas, en las cuevas, en las cavernas, en los campos. Han silenciado e intentan silenciarnos muchas veces, por el solo hecho de ser mujeres. Hemos sido reducidas a objetos sexuales, de entretenimiento, consideradas inferiores en cuanto a fuerza, conocimiento y aguante, y más aún cuando nos pronunciamos en contra del estructural y siniestro machismo naturalizado que deviene como parte de. Pero seguimos. Somos guerreras inquebrantables. Sostenemos , acompañamos, forjamos redes, convocamos. Tenemos confianza. No hay palabras para explicar lo que sucede cuando estamos juntas. Es como un enorme enjambre de luces, que florece y se expande en siembras creativas, enhebrando miradas, sensaciones, palabras, ideas y formas de habitar los espacios. Esto es una verdadera joya de construcción colectiva que hemos logrado al andar juntas. Y si … que podemos decir hoy, frente a la presencia de un gobierno nacional de derecha con un discurso y una proyección tan hostil que amenaza eliminar derechos conquistados, cerrar secretarias y ministerios que trabajan por esta área, y ataca con discursos de odio y discriminación a las compañeras y a les integrantes del colectivo lgbtqi+. Nosotras, somos distintas en muchas cosas, parecidas en otras. No estamos de acuerdo en todo, ni nos llevamos bien siempre. No tenemos las mismas posturas sobre cuál es el camino. Somos parte de un feminismo potente, cambiante y movedizo. Como todas las alianzas humanas que se tejen por un mundo más justo. Cuestionado y cuestionable, sin dudas. En constante mutación, pero con una cosa en claro: Vamos a seguir pulsando porque este sistema patriarcal tan hincado en nuestros territorios que refuerza las violencias y las desigualdades permanentemente se transforme y podamos ver a nuestro país como un lugar seguro donde gozar de los mismos accesos al trabajo, la formación, los medios de expresión y difusión. Como artistas y trabajadoras de la cultura vamos a seguir solicitando la presencia del Estado, en materia de derechos, presupuestos y acceso. Vamos a seguir pulsando también para que el cambio se dé en el orden de lo simbólico, en esa masa de ideas que atraviesan el día a día de nuestras comunidades, en esa fusión de subjetividades que se ponen en juego cuando se llevan adelante proyectos y producciones. Vamos a seguir conversando, cuestionando y buscando construir con los compañeros varones formas de trabajar más equitativas, seguras, respetuosas. Porque necesitamos y soñamos un futuro donde estas discusiones estén saldadas y una historia que reivindique nuestro hacer y el de todas nuestras compañeras. Y por que estuvimos y seguiremos estando, convidando nuestra magia auténtica. En las aulas, en las oficinas, en los teatros, en todas partes.